La guinda y la levadura
«Me he dado cuenta de que eres cristiano porque el otro día te vi salir de Misa»… Está bien que te digan eso. Quiere decir que no sales del templo a escondidas para evitar a los vecinos.
Pero hay algo mejor: «Me he dado cuenta de que eres cristiano porque siempre perdonas, porque nunca hablas mal de nadie, porque te veo contento y jamás te quejas, porque estás siempre al servicio de todos, porque miras todo con esperanza… porque el otro día me hablaste de Dios».
¿A qué compararé el reino de Dios? Es semejante a la levadura que una mujer tomó y metió en tres medidas de harina, hasta que todo fermentó.
¿En qué se diferencia la levadura de una guinda? La guinda es el adorno bonito de una tarta que no es suya. Hay quien añade, a una vida aburguesada, la guinda de unas prácticas piadosas que la hacen parecer santa. Pero a esas personas, si no las ves rezando, no las identificarás como cristianos. La levadura, en cambio, hace fermentar toda la masa. Cuando la piedad es levadura, la vida entera está perfumada de Cristo. Entonces distingues a un cristiano en cuanto te da los buenos días.
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