La arquitectura de Dios

La arquitectura es una noble profesión. Gracias a ella tenemos casas, tiendas, museos… y templos. Hablemos de templos. Los arquitectos trabajan con números, medidas, figuras geométricas y AutoCAD. Pero, para diseñar un templo, los números y medidas no bastan. Un templo es la casa de Dios, lugar de oración. Es necesario algo más.

¿No habéis leído aquel texto de la Escritura: «La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente»? ¿Quién sostendría las columnas de un templo sobre una piedra hecha añicos, pulverizada y rota? ¿Quién edificaría el hogar de Dios en la tierra sobre un crucificado?

Despreciado, desecho de los hombres, varón de dolores (Is 53, 3). Más parece necesitado de apoyo que piedra angular. ¿Cómo sostenerse sobre Él sin caer, abrazado a Él, al abismo? No cuadran las cuentas, no suman los números…

Hasta que lo abrazas, y caes al abismo con Él, y compartes sus dolores y su muerte. Entonces compruebas cómo, desde allí abajo, un Amor y una fuerza descomunales sostienen tu vida y redimen la Creación, mientras todo lo que no está edificado sobre Él se desmorona. La arquitectura de Dios.

(TOI09L)