Jesús, tu descanso

cristianoLos jóvenes no lo saben, pero pronto se dan cuenta: vivir cansa. Y no con el cansancio de quien acaba de jugar un partido de fútbol; ese cansancio se pasa en unas horas. Vivir cansa porque desgasta. Y, cuando se entrega la vida, las fuerzas van quedando en el camino.

A quienes viven entregando la vida les dice el profeta que Dios fortalece a quien está cansado, acrecienta el vigor del exhausto. Se cansan los muchachos, se fatigan, los jóvenes tropiezan y vacilan; pero los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas (Is 40, 30-31).

Esta profecía se cumple en Cristo: Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y (…) encontraréis descanso para vuestras almas. De las tres venidas que esperamos en Adviento –la venida al fin de los tiempos, la venida en carne y la venida al alma–, estas palabras van referidas a la llegada del Señor al alma, que tendrá lugar en la oración contemplativa ante el Belén. Entrará el Señor y lo llenará todo. Y así, quien se ha llenado por dentro de Cristo, en sus cansancios podrá recogerse y, como el discípulo amado, recostar la cabeza en su pecho y dormir.

(TA03X)