Hora de levantarse y trabajar
Llegó el día tan deseado por muchos. Las navidades terminaron, y volvemos a la «normalidad». Los niños en el cole, los adultos en su trabajo, los horarios de siempre recuperados, y todos aquellos que hace una semana se quejaban del estrés navideño felices de volver al estrés de toda la vida.
Algo debemos estar haciendo mal, y no sé bien a quién culpar de ello. Porque, para las almas de vida interior, la Navidad es reposo, quietud, contemplación y silencio. El movimiento comienza cuando las navidades terminan, el Niño se hace mayor, y comienza a convocar a los hombres a los cuatro vientos para trabajar junto a Él en la redención del mundo.
Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres. Has pasado semanas mirándome embelesado. Y te has llenado de amor y de luz. Ahora yo me levanto del pesebre, y tú del reclinatorio. Mira a donde miro yo, porque mis ojos surcan el horizonte y contemplan a una multitud de almas sedientas de redención. Las tienes a tu alrededor, en tu familia, en tu trabajo, en tu vecindario. Es hora de llenar la tierra con la luz que estos días ha llenado tu alma. ¡Levántate!
(TOI01L)