Guapa

guapísimaMe gusta el latín. ¿Sabes cómo se llama en latín a la Inmaculada? La «Tota Pulchra». Se traduce la Limpísima, la Purísima y la Guapísima; las tres traducciones sirven. A mí me fascina la última. Hay un canto litúrgico en España: «Tú eres toda hermosa, oh madre del Señor». Es un canto a la Inmaculada. Me encanta.

María es la Limpísima, porque su alma, liberada de la mancha original desde la concepción, jamás se contaminó con el pecado. Por eso es también la Purísima. Esa limpieza del alma se trasluce en la pureza de su corazón y de sus ojos. A quienes se encuentran ahogados en el cenagal de la lujuria les digo: «Si quieres dinero, buscas a un millonario. Si quieres pureza, busca a la Purísima; reza el rosario, acude a ella en los momentos de tentación, pídele la castidad como pide un enfermo la salud. No te la negará, pues ella tiene pureza a raudales».

Es muy especialmente su pureza la que la hace hermosa, la más hermosa de las mujeres. Porque su mirada es amorosa y cristalina, sus ojos son manantiales de agua limpia. Te quedas mirando esos ojos, y ves el cielo perfumado de mujer.

¡Guapa!

(0812)

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