El primer ventrílocuo de la Historia

Tras nueve meses de silencio, rompe a hablar Zacarías. Ha escuchado a Dios, y ahora es vidente de lo invisible. Su voz nace en el fondo mismo de un alma llena de asombro ante las maravillas del Altísimo:

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo. Estas palabras no están referidas a Juan, su hijo. Juan no redimió a nadie, y no era él quien visitaba a su pueblo, sino quien anunció la visita. Pero Zacarías, cuya alma se ha abierto al misterio, proclama en voz alta lo que el niño aún no puede anunciar. Es el primer ventrílocuo de la Historia. Por sus labios está hablando el Bautista.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte. ¡Cuánta esperanza se encierra en estas palabras! A quienes vivimos en tinieblas, esta noche nos visitará el sol; cuando el astro se haya ocultado, y las sombras que cubren la tierra cobijen bajo su velo a las criaturas, el verdadero sol, el nacido de lo alto, llenará de luz las almas abiertas a la fe.

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“Evangelio