El «meteorito joánico»
Escuché una vez decir que al párrafo del evangelio de Mateo que hoy leemos en Misa se le ha llamado el «meteorito joánico». ¡Pum! Como si un fragmento del evangelio de Juan se hubiera desprendido y hubiera colisionado con el de Mateo… Tiene sentido. Hay expresiones, en este párrafo, que aparecen varias veces en el cuarto evangelio.
Todo me lo ha entregado mi Padre. Y, en san Juan: Sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos (Jn 13, 3)… Todo lo que me da el Padre vendrá a mí (Jn 6, 36). En ese «todo» estamos nosotros. El Padre nos entregó al Hijo para que el Hijo nos redimiera.
Pero, una vez redimidos, también el Hijo nos lo ha entregado todo a nosotros. Dice san Pablo: Todo es vuestro, vosotros de Cristo y Cristo de Dios (1Co 3, 23).
Mira a tu familia, tus vecinos, tus amigos… Todo te lo ha entregado Cristo. Los ha puesto en tus manos para que los cuides, les lleves el Amor de Dios y les anuncies su palabra. Un día te preguntará por los que te dio. Ojalá puedas responder: He manifestado tu nombre a los que me diste (Jn 17, 6).
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