El mayor bendice al menor
Dice la carta a los Hebreos: Está fuera de discusión que el mayor bendice al menor (Heb 7, 7). Lo difícil, en la escena de la Visitación, es saber quién de las dos mujeres es la mayor.
En cuanto a la edad, María es una niña, apenas tendrá quince años, mientras Isabel es una venerable anciana. Y ella, la mayor en edad, bendice a la joven:
¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
Pero, realmente, ¿quién es la bendecida? ¿Quién es la mayor?
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?
Ahora Isabel, llena del Espíritu Santo, se siente insignificante al ser visitada por la madre de Dios. Y se sabe bendecida por la presencia de la mayor entre las mujeres, la criatura más perfecta jamás salida de las manos de Dios. Sin duda, es el Espíritu quien habla. Es Él quien postra a la anciana ante la joven. Es Él quien muestra a Isabel el misterio que puebla las entrañas de la Virgen.
Y será Él, el Espíritu, quien nos hará videntes de lo invisible esta Navidad. No dejes que termine el Adviento sin haberlo recibido en una buena confesión.
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