Él lo es todo

Cuando el libro del Eclesiástico intenta describir la grandeza de Dios, tras haber llenado versículos y versículos con descripciones, se cansa y concluye: En una palabra: «Él lo es todo» (Ecclo 43, 27). Imposible decirlo mejor.

Muchos se quejan de que no escuchan a Dios, pero lo que les sucede es que quisieran oír palabras atronadoras venidas del cielo, y eso no va a suceder. Si quieres escuchar a Dios, ahí tienes su palabra. Lee las Escrituras. Pero, por si fuera poco, echa una mirada a tu alrededor y descubrirás que Dios no para de hablar. Todo cuanto existe, cuanto sucede, habla de Él.

Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. Si Cristo es la vid verdadera, cuando veas una vid en los campos de Castilla recuerda que no es ella la verdad, sino la palabra que te habla de la Verdad. Contempla sus sarmientos y escucha: Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Ya estás escuchando a Dios.

Él lo es todo. Es el verdadero pan, la verdadera roca, la verdadera puerta, la verdadera luz… Todo habla de Él.

(TP05X)