El león y el niño
El árbol genealógico de Jesús comienza en un viejo y termina en un niño. Desde el anciano Abrahán, bendecido con la fecundidad en su vejez, hasta el niño Jesús, ese árbol es la historia de un cetro celosamente guardado y entregado a su dueño tras una espera de siglos.
Abrahán engendró a Isaac. Abrahán es el viejo en cuyas manos puso Yahweh el cetro. De él pasó a Isaac, y de Isaac a Jacob. Jacob, llegado al fin de sus días, se lo entregó a Judá, quien lo guardaría como un león agazapado (Gén 49, 9): No se apartará de Judá el cetro, ni el bastón de mando de entre sus rodillas, hasta que venga aquel a quien está reservado, y le rindan homenaje los pueblos (Gén 49, 10).
Pero cuando venga el niño, Judá, el león, entregará el cetro al pequeño: Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
También tú vives como león agazapado, guardando el gobierno de tu vida; no dejas que nada escape a tu control. ¿Podrás darle el cetro al Niño cuando aparezca? Ve preparándote para ello, ve despegándote de todo, porque ese niño querrá reinar sobre ti.
(1712)