El corazón del sacerdote

Igual que sólo las madres sabéis lo que se siente al llevar una vida en vuestro seno, hay algo que sólo los sacerdotes experimentamos. El corazón del sacerdote es algo único.

A partir del día en que recibes el sacramento del Orden, empiezan a sucederte cosas increíbles. No sucede de repente, es una transformación que se va obrando poco a poco, como la masa que, en el horno, se va convirtiendo en pan.

Mi alma está triste hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo. Cristo llama al sacerdote para que comparta su intimidad. Y deposita en el corazón de su amigo los sentimientos que agitan el suyo. De repente, el corazón del sacerdote se convierte en patena donde el Hijo ofrece al Padre su Amor por las almas. ¿Por qué quiero tanto a esta persona, si nunca la he visto hasta hoy? ¿Por qué, ante los terribles pecados de los que se está acusando éste, sólo siento misericordia? ¿Por qué me duele tanto que aquél se aleje de Dios, si nunca he comido con él? Finalmente, sólo encuentras una respuesta: Alguien me ha puesto en el pecho un corazón que no es mío. Llevo un tesoro dentro de mí.

(XTOSESA)