El apocalipsis desde la ventana

Esto del fin del mundo, cuando llegue, será todo un espectáculo. Habrá grandes terremotos. Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo. Jajaja, estoy seguro de que muchos tontainas, cuando vean caer las estrellas del cielo y desplomarse la luna en el pantano de San Juan, en lugar de ponerse a salvo se empeñarán en grabarlo con el móvil. Hasta que les caiga Saturno encima.

Como digo, debe ser todo un espectáculo. Pero no para estar debajo de los chuzos que caen de punta, ni para intentar hacerse un selfi con los cascotes rodantes del Monasterio de El Escorial, sino para verlo desde la ventana, calentito y con mamá y papá en casa.

Parece broma, pero no es broma. Y no va sólo referido al fin del Cosmos; también al desmoronamiento diario de nuestro pequeño mundo. ¿Por qué crees que los mártires padecieron el martirio sonriendo? Porque no estaban allí. Estaban en Casa, con Cristo y la Virgen.

Recógete en lo profundo del alma; allí estarás calentito con el fuego del Espíritu. Y contempla desde allí, inmerso en oración, cuanto suceda. Verás entonces que lo único que tienes que temer es que te entre la locura de salir.

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