Dos bandos, un sábado, un sepulcro
Ayer, en un campo de batalla poblado por caminos y espigas, veíamos dos bandos enfrentados: los acusadores (los fariseos) y el Defensor (Cristo). En medio, los acusados, los apóstoles. Hoy la batalla continúa, los dos bandos siguen frente a frente, y quien ahora está en medio es un enfermo a quien Jesús ha sanado en el día santo. La contienda está ya totalmente centrada en el Sabbath. Pero, tras el campo de batalla, se vislumbra otro sábado, el Sábado Santo, y una sepultura: la del Salvador.
¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?
Escuchemos estas palabras junto a la sepultura del Justo asesinado por sus acusadores. ¿Qué está permitido en sábado? ¿Hacer lo bueno y entregar la vida honrando a la verdad, como hizo quien yace sepultado, o hacer lo malo, asesinar al Justo y celebrar el Sabbath cubiertos de mentira? ¿Salvar la vida a un hombre aun a costa de la propia vida, como ha hecho el Justo, o dejarlo morir colgado de una cruz?
Dice al hombre: «Extiende la mano». Porque así, extendiendo los brazos, nos salvó el Justo. Muere conmigo, y conmigo vivirás eternamente.
(TOI02X)