¿Dónde está?

Hubo un día entre los días en que el amanecer estuvo marcado por una pregunta: «¿Dónde está?». Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.

La piedra del sepulcro está corrida, y Jesús, aquél que fue enterrado, no está allí. ¿Dónde está?

No sabemos dónde está, pero está aquí. ¿No lo notas? Está vivo en mi alma, percibo cada respiración suya. Está resplandeciente en la Hostia que eleva el sacerdote, a veces me parece que se sostuviera sola en el aire. El mismo aire grita su presencia, respiro y me llena su Aliento.

Está en el cielo, ha salido del sepulcro por la puerta que se abre a la eternidad. Pero el cielo está aquí mismo, lo llevo dentro del alma. Y podría tocarlo con las manos, si se retirara el finísimo velo de la apariencia de pan. No, no sé decirte dónde está, pero te grito que está aquí. La alegría que me invade hoy es toda suya.

¡Cristo ha resucitado! Muerte y pecado han sido vencidos. Nuestras culpas están perdonadas. Y esa puerta que une muerte con eternidad nos llama poderosamente. Corramos sin miedo hacia el cielo, huyamos de aquí.

¡Feliz Pascua!

(TPC01)