¡Documentación!
¿Sabéis que los sacerdotes tenemos carnet? Sí, sí, un «carnet de cura». Yo antes no lo usaba; pero desde que en un santuario me exigieron que demostrara mi condición para poder concelebrar, lo llevo siempre en la cartera. No les basta ver mi alzacuellos; cualquiera puede ponerse un alzacuellos. Pero si les enseñas un carnet todo escrito en latín, casi hasta te regalan la casulla. Cómo mola.
Se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo. Que nos pidan a los sacerdotes el carnet antes de admitirnos a una concelebración tiene un pase, dado el número de estafadores y farsantes que a veces frecuentan las sacristías. Pero al Hijo de Dios no debió sentarle muy bien que le anduvieran pidiendo la documentación constantemente. El primero que se la pidió fue el Demonio, allá en el desierto: «Si eres Hijo de Dios…» y tal y tal. Después, los fariseos: «Demuéstranos que eres el Mesías. Haz que se apague el sol». ¡Qué pesados!
No exijas signos al Señor. Pídele con humildad, confiando en Él, como quien no tiene derecho a nada, y te ganarás el favor de su sagrado corazón.
(TOI06L)