Distintas formas de temblar
¿A quién le gusta que le metan miedo? Bueno, hay gente para todo, y las películas de terror siguen teniendo su público. A mí me gusta que una película me haga reír o llorar, incluso que me haga pensar. Pero quien me mete miedo me hace sufrir, y no pago para sufrir, que bastantes sufrimientos me trae gratis la vida. Aquellos fariseos, sin embargo, parecían empeñados en que los hicieran temblar:
Le pidieron un signo del cielo. No les bastaba con ver andar a un paralítico. Querían que se les cayera la luna encima, o que las estrellas se precipitaran sobre sus cabezas. Haznos temblar, y creeremos en ti.
Habrá tiempo para el tembleque cuando el Señor vuelva. Pero, hasta entonces, no ha querido mostrar ese signo que le pedían. Más bien, nos ha dado todo lo contrario. Se fue a la otra orilla, al otro extremo. Porque, en la Cruz, Cristo no parece Dios. En la Eucaristía, ni siquiera parece hombre. Y, durante el día, muchas veces parece dormido.
Sin embargo… ¡Cómo enamora el crucifijo! ¡Cómo enamora la sagrada Hostia! ¡Cómo conforta esa presencia silenciosa del Espíritu en el alma! Podrías temblar, sí… pero de amor. Es mejor eso.
(TOI06L)