¡Despiértalos mientras pasas!
En los últimos cincuenta años, la ciencia y la tecnología han avanzado a velocidad de vértigo. Nuestros abuelos jamás hubieran soñado con hacer lo que ahora hacen niños de seis años ante una tablet. Pero, a cambio, nuestros abuelos sabían que tenían alma, y nosotros lo hemos olvidado, porque el alma ha sido sustituida por el móvil. Nos han cerrado la puerta de la trascendencia mientras cruzábamos vertiginosamente la de la tecnología.
Seguimos teniendo alma, pero está muerta, porque no la alimentamos. Caminamos con la cabeza baja, fijos los ojos en el whatsapp, y hemos olvidado el cielo.
Es urgente que volvamos a misa. Y que allí, limpias nuestras almas por el sacramento del Perdón, alimentemos el alma con el Pan de vida.
Comieron todos y se saciaron… ¡Míranos ahora, Señor, muertos de hambre y sin saberlo! Los hombres pasan frente a la iglesia mientras chatean, y no reparan en que allí, en el sagrario, se oculta el alimento que da vida eterna al hombre. Hoy, cansado de esperar, saldrás del tabernáculo y recorrerás las calles. Despiértalos mientras pasas, Jesús, que tanto avance no ha servido sino para que los hombres se encaminen más deprisa que nunca hacia la muerte.
(CXTIC)