¡Despierta, Vicente!
Ya os he hablado en otra ocasión del apellido de los santos, de esa «santa coma» que ponemos tras su nombre y precede al «apellido». San José tiene dos apellidos, dos santas comas. El 19 de marzo lo celebramos como «esposo de la Virgen María». Y hoy, 1 de mayo, la santa coma da paso a otro apellido: «Obrero». Lo que significa que se santificó trabajando. Trabajando en la carpintería y enseñando a trabajar nada menos que a Dios hecho hombre. No es mal apellido ése.
Quisiera yo (y pienso que Dios también) más santos con apellidos similares. Tenemos a san Isidro, desde luego, y a mi santo patrón, san Fernando, rey. Pero ¿cuánto falta para que aparezca un san Vicente, funcionario; un san Andrés, químico; una santa Antonia, esposa y madre…?
Falta el tiempo que necesita Vicente para cumplir con sus horarios de trabajo en el ministerio y considerarlos tiempos de entrega a Dios. Falta el tiempo que Vicente necesita para darse cuenta de que no sólo se santifica yendo a todas las adoraciones de su parroquia, sino también atendiendo con cariño humano y sobrenatural a los contribuyentes que pasen por su ventanilla. También a los malhumorados.
¡Despierta, Vicente!
(0105)