De dos en dos

Celebramos a dos santos, Timoteo y Tito, y no es ningún desdoro celebrarlos por parejas. El propio Jesús envió a sus discípulos de dos en dos, para que fuesen acompañados.

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó por delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.

Me hace gracia cómo las monjas siempre salen a la calle de dos en dos. O en grupos mayores, pero no es habitual ver a una monja caminando sola por ahí. Eso es porque son listas.

Es verdad. Ningún verdadero apóstol ejerce en solitario. Pablo tuvo varios compañeros: Bernabé, Silas… Tenemos hermanos; sin hermanos, difícilmente hay Iglesia. Muchos sacerdotes están solos en su parroquia, pero, en cuanto pueden, se reúnen con los sacerdotes de los pueblos vecinos para comer, o para charlar. Yo tengo la suerte de contar con un vicario parroquial. Vengo ahora mismo de devorar junto a él una santa paella.

Porque la paella queda santificada cuando la comen dos cristianos que se quieren. En la Iglesia no debe haber «free riders», eso es muy triste. Buscad siempre un grupo que os haga sentir que tenéis hermanos.

(2601)