Como un niño que pide pan

A la hora de enseñarnos cómo pedir, Jesús recurre al ejemplo de un niño hambriento: Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le dará una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente?

No es casualidad que el niño pida pan y pescado. Con cinco panes y dos peces alimentó Cristo a una multitud y anunció el alimento eucarístico. Él es el Pan, y Él es, también, el Pez; así lo representaban los primeros cristianos. Por tanto, un niño que pide pan y pescado es una invitación a pedir el pan nuestro de cada día, la Eucaristía, y a valorar más ese alimento que el alimento del cuerpo. ¿Te has propuesto comulgar a diario en Cuaresma?

Tampoco es casualidad que el niño tenga hambre. Un niño con hambre excita la compasión del padre. ¿Qué padre puede negarse a alimentar a su hijo cuando lo ve hambriento? El propio Jesús suplicó a su Padre a gritos y con lágrimas en Getsemaní, hambriento y sediento de almas. No reces como quien se aburre. Reza como la reina Ester, como Cristo: que Dios vea que te lo juegas todo; que, si no te hace caso, morirás de pena.

(TC01J)