Como un aire del cielo que entra en el alma

Hoy no sé cómo explicarme. Sé lo que quiero decir, pero no sé decirlo. Y no me culpéis, que al propio Hijo de Dios encarnado le sucedió lo mismo antes que a mí: Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora. Ni ellos podían cargar con ellas, ni podía la lengua humana del Verbo transmitirlas. Porque son más que verdades inefables: son la misma Verdad.

Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. La verdad plena es la entraña del corazón de Cristo. Tal es la intimidad que el Espíritu crea entre el cristiano y el Hijo de Dios. Es un aire del cielo que entra en el alma.

Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. Ya había dicho Jesús que nos amaba como el Padre mismo lo amó. Y hoy añade: Todo lo que tiene el Padre es mío. Lo que el Espíritu nos anuncia es, precisamente, ese Amor entre Padre e Hijo. Y, al hacerlo, además de llenar de dulce consuelo el alma, la Trinidad misma nos abraza y nos acoge en su seno.

No os fieis de mis palabras. Gustadlo.

(TP06X)