Como Dios quiere ser amado

Los fariseos eran el ejemplo vivo de que, en nombre de la religión, uno puede hacer cualquier cosa, con tal de que haya encontrado una interpretación acomodada de la Biblia:

Moisés dijo: «Honra a tu padre y a tu madre» y «el que maldiga a su padre o a su madre es reo de muerte». Pero vosotros decís: «Si uno le dice al padre o a la madre: los bienes con que podría ayudarte son “corbán”, es decir, ofrenda sagrada», ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre.

Los padres de este fariseo, viendo cómo ellos se arruinaban mientras el templo se enriquecía gracias al celo de su hijito, pensarían: «Ojalá este niño fuera menos religioso». Y con razón.

Ya lo ves: no es difícil acomodar la Biblia a nuestro capricho y pasar por piadosos mientras hacemos lo que nos da la gana. Pero si queremos ser santos, debemos buscar, en la Escritura, la voluntad de Dios. Y Dios quiere ser amado a través del prójimo. Amar a Dios «en directo» es muy cómodo, podrías hasta tener éxtasis. Pero amarlo como quiere ser amado, a través del prójimo, puede conllevar el martirio. No lo esquives.

(TOI05M)