Búscalo mejor en el silencio
Hay quien pide por necesidad, y quien pide por vicio. A Jesús le pidieron milagros muchos enfermos, endemoniados y afligidos que estaban necesitados de sanación y consuelo. Pero también le pidieron milagros los escribas y fariseos sin otro afán que el de retarle:
«Maestro, queremos ver un signo tuyo». Él les contestó: «Esta generación perversa y adúltera exige una señal; pues no se le dará más signo que el del profeta Jonás. Tres días y tres noches estuvo Jonás en el vientre del cetáceo: pues tres días y tres noches estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra».
Piden ruido, y Jesús les ofrece silencio. Piden lucimiento, y Jesús les ofrece el ocultamiento de Jonás. Si Jesús hizo ruido, fue a su pesar. No quiso ser nombrado rey, pidió a muchos curados que guardaran silencio ante el pueblo, procuró actuar en las afueras de las ciudades, y buscó lugares apartados para orar a solas a su Padre.
No seas «milagrero». Ten fe. Ojalá no tengan que acusarte los ninivitas, ni la reina del Sur. Ojalá aprendas a encontrar al Señor en el silencio, y en esa sabiduría que sólo se descubre en las profundidades de la muerte.
(TOP16L)