Amor con amor se paga

Visitar y cuidar a los enfermos, dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, dar posada al peregrino, vestir al desnudo, redimir al cautivo y enterrar a los muertos. Las obras de misericordia no deberían desaparecer de la memoria de los cristianos. En mi parroquia procuramos enseñárselas a los niños que se preparan para la Comunión. Debemos recordarlas, porque el Señor nos pedirá cuentas sobre ellas. Pero también debemos recordarlas como deuda de gratitud. Antes de pedírnoslas, el propio Señor nos las dio.

Tuve hambre y me disteis de comer. Me has alimentado con tu cuerpo. Tuve sed y me disteis de beber. Me has dado a beber tu sangre. Fui forastero y me hospedasteis. Forastero soy en este mundo, y me has hospedado en tu Iglesia. Estuve desnudo y me vestisteis. Con tu gracia me revestiste de Ti, como fue Jacob revestido con el pelaje de Esaú para heredar la primogenitura. Enfermo y me visitasteis. Has venido a este mundo a visitarme y sanar mi alma de los males que la afligían. En la cárcel y vinisteis a verme. Preso estaba yo en mi pecado, y viniste a mí para liberarme.

¿Cómo no pagarte amor con amor?

(TC01L)