Cristo en su Pasión

5 abril, 2025 – Espiritualidad digital

Un tic de familia

Se ha preguntado mil veces, y se han ofrecido respuestas de todo tipo: ¿Qué hacía Jesús cuando, ante aquellos fariseos que le presentaban a una mujer sorprendida en adulterio, parecía desentenderse de la escena?

Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.

Hay quien dice que escribía los pecados de aquellos hombres, pero eso me parece echarle mucha imaginación. Yo me baso en lo que veo: Cristo jugueteando con sus dedos y la tierra. Y pienso que es un tic de familia, que así empezó su Padre y terminó escribiendo un Adán. Después sopló en sus narices y le dio vida.

Porque de eso se trata: Cristo, con la tierra de que estamos hechos, nos crea como hombres nuevos. Aquella mujer estaba muerta, e iba a nacer otra vez al recibir el perdón del Señor.

Algunos piensan que la Cuaresma es un retoque del peinado: Soy el mismo, pero no fumo ni como chocolate. ¡No es eso! No te basta con un retoque: te tienen que volver a crear.

Falta una semana para el domingo de Ramos. Aprovéchala: sumérgete en la Pasión de Cristo, confiésate, prepárate para morir con Él y ser creado de nuevo para el cielo.

(TCC05)

La partida de nacimiento de Jesús

Supongo que Jesús se reiría por dentro al conocer esas discusiones estúpidas de los fariseos sobre su lugar de nacimiento:

¿También tú eres galileo? Estudia y verás que de Galilea no salen profetas.

O sea, que si es de Galilea no puede profetizar, porque ningún galileo ha profetizado nunca. Alguno tendría que ser el primero, digo yo. ¿Y si es de Burgos? Como si los hombres nacieran de la tierra, igual que las patatas. Valiente majadería.

Jesús podría haberlos callado rápidamente; le hubiera bastado con enseñar su partida de nacimiento, porque Él no había nacido en Galilea, sino en Judea; y nada menos que en Belén, la tierra del rey David, de la que estaba anunciado que procedería el Mesías. Pero ¿para qué? Su nacimiento en Belén es confirmación para quienes creemos, nada más. Pero para salvar al hombre no bastaba con haber nacido en Belén.

Jesús salva al hombre porque procede del Padre. Ésa es la partida de nacimiento que Jesús siempre exhibió, y que los fariseos nunca aceptaron.

Tampoco nosotros redimiremos almas por ser de Madrid, ni de Jalisco. Ni por ser guapos o cantar bien, sino por estar unidos a Cristo y haber nacido de su costado.

(TC04S)

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