En América, los famosos tienen menos complejos que en Europa a la hora de hablar de Dios. Hace no mucho que uno de los grandes del country, Luke Brian, sacó una canción llamada: «Jesus ‘bout my kids»: «Antes solía hablar de Jesús a mis hijos, ahora hablo de mis hijos a Jesús».
Son muchísimos los padres que rezan con verdadera angustia por sus hijos. Les hablaron de Cristo desde niños, los llevaron a la iglesia y, cuando los chicos llegaron a la juventud, se separaron de Dios. Es un sufrimiento enorme para los padres cristianos ver cómo sus hijos olvidan la fe que les transmitieron.
El funcionario insiste: «Señor, baja antes de que se muera mi niño». Jesús le contesta: «Anda, tu hijo vive». Creo, y se lo digo a ellos, que Jesús no puede desatender esa oración, como no desatendió la de este funcionario real, la de la viuda de Naín, o la de Jairo. O la de santa Mónica. Aunque, en ocasiones, hacen falta años de oración para que los hijos vuelvan a casa.
Llevad esa oración ante la Cruz. Y no temáis. Como dijo san Ambrosio a santa Mónica: «No puede perderse un hijo de tantas lágrimas».
(TC04L)