Libros de José-Fernando Rey Ballesteros

8 febrero, 2025 – Espiritualidad digital

Más vale apóstol dormido que tibio despierto

Me la voy a jugar, y que san Pedro me corrija en el cielo si me equivoco. Pero estoy seguro de que aquella mañana Simón se durmió durante la homilía.

Subiendo a una de las barcas, que era la de Simón, le pidió que la apartara un poco de tierra. Simón volvía de una terrible y estéril noche de pesca. Estaba rendido. Sólo quería lavar las redes, tomarse el bocadillo y meterse en la cama hasta la tarde. Y llega Jesús y, sin pedir permiso, se sube a la barca para predicar. Pedro se lo permitió, pero ¿de verdad creéis que aguantó despierto? ¡Venga!

Y, con todo, ¿a quién aprovechó más el sermón, a quienes lo oyeron desde la distancia, o a quien, aun dormido, había dejado a Jesús tomar posesión de su barca?

Cuando escuchas a Cristo a distancia, llegas, rezas y te marchas agradeciendo que el sacerdote no se haya alargado o quejándote de que se alargó. Luego tu vida sigue donde la dejaste hasta el próximo domingo. Pero cuando dejas que Cristo se meta en tu vida, la ponga patas arriba y dirija tu barca… Desde ahora serás pescador de hombres. Aunque te duermas en el sermón.

(TOC05)

Cuando más cansado estás…

El Evangelio no te lo da todo hecho. Debes adentrarte en él y escrutar sus pliegues. Si no lo haces, muchos detalles humanos de Jesús se te pasarán por alto.

Venid vosotros a solas a un lugar desierto a descansar un poco. Tanto Jesús como los apóstoles se lo merecían. Tras días de predicación, en los que el Señor se había quedado solo mientras los Doce recorrían las aldeas, todos estaban agotados. ¿Qué podía haber de malo en una mañana de asueto, unas horas para reposar y contarse las novedades sin el apremio de las gentes? Suben a la barca, y ya sueñan con ese descanso a solas. Pero de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Y, al llegar la barca a la orilla, encuentran a miles de personas esperando.

Jesús vio una multitud y se compadeció de ella; y se puso a enseñarles muchas cosas. La traducción anterior decía que se puso a enseñarles «con calma». Me gustaba más. Porque Jesús podría haberlos despachado con cuatro frases, o haberles pedido que les dejaran descansar. Pero se olvidó de Sí, renunció a su descanso, y se entregó. Ya descansaría en el sepulcro.

(TOI04S)

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