¡Si llego a estar allí sentado! Igual me muero de un ataque agudo de satisfacción.
La gente que tenía sentada alrededor le dice: «Mira, tu madre y tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan». Y mirando a los que estaban sentados alrededor, dice: «Estos son mi madre y mis hermanos».
Está fuera la Virgen llamándole, y Jesús prefiere estar conmigo. Más aún: ha dejado a su Padre en el cielo por estar conmigo. ¡Por estar conmigo! ¡Conmigo, que soy un torpe, un pelma y un pecador! ¿Ha enloquecido Él, he enloquecido yo, o, sencillamente, esto no hay quien lo entienda?
La tercera es la correcta. No hay quien lo entienda. Porque no se trata de considerar el Amor de Dios por el hombre, sino el Amor de Dios por cada hombre, por mí, por ti…
Por estar contigo, sólo por estar contigo, se ha quedado Jesús en el sagrario. Por estar contigo ha enviado su Espíritu a tu alma y lo ha derramado en los siete sacramentos para que nunca te falte su compañía. Por estar contigo, ha padecido angustia en Getsemaní y dolor de muerte en la Cruz para que nunca sufras solo.
¿Alguien lo entiende?
(TOI03M)