Evangelio 2025

31 diciembre, 2024 – Espiritualidad digital

La puerta de todos los silencios

A la Virgen la llamamos «Puerta». Puerta por la que Dios entró en la tierra. Puerta por la que entramos a la presencia de Jesús. Y puerta, también, del año nuevo, pues con la solemnidad de Santa María, madre de Dios, comenzamos el mes de enero.

Bendita puerta. A través de ella accedemos al Misterio y somos acogidos en el Hogar de Nazaret. Por eso se nos dice que los pastores fueron corriendo hacia Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. El nombre de la Virgen aparece en primer lugar. Encontrando a María encontrarás a José y a Jesús.

La encuentras recogida. María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. ¿Qué meditaba? Adentrémonos a escondidas en ese corazón inmaculado.

Se llenaba de asombro al meditar que era madre de Dios. De niña la enseñaron a pedir a Dios el sustento, y estaba ella amamantando a Dios. Le hablaron del Dios que viste los campos, y estaba ella vistiendo a Dios. Nueve meses atrás dijo: Hágase en mí según tu palabra, y ahora tendría que enseñar a hablar a Dios.

¡Puerta del cielo, puerta del Misterio, puerta del año, ruega por nosotros!

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Qué peligro tienen esas uvas

Muchos piensan que la Nochevieja es una fiesta pagana. A mí no me lo parece. El paso de un año en el calendario me parece algo sacratísimo. Porque el tiempo es de Dios. Adán y Eva se lo entregaron al Maligno, hasta que llegó la plenitud.

En el principio existía el Verbo. Existía fuera del tiempo, y mirando al tiempo se compadeció. Por eso, llegada la plenitud del tiempo, el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y así tomó en sus brazos el tiempo, se lo arrebató al Maligno y se lo entregó al Padre desde una cruz.

Cosa distinta es lo de las uvas. Allá cada cual, pero a mí me parece una estupidez. De pequeños nos reíamos cuando mi abuela se atragantaba, qué crueldad. Seguro que más de uno ha estado a punto de salir del tiempo por atragantamiento en Nochevieja.

Os doy una idea: Procurad no atragantaros con las uvas. Y después, en lugar de lanzaros a dar abrazos y beber champán, rezad el Ángelus en familia, como una forma de consagrar a la Virgen el nuevo año. Cuando acabéis, pues hala, a los abrazos, el champán y lo que os guste. Feliz año nuevo.

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