No todos los malos son tontos. Hay malos listos (¿hay buenos tontos?). Aunque los malos listos no son listos del todo. Si fueran un poco más listos, serían buenos. Pero, aun no siendo listos del todo, son más listos que algunos buenos: Los hijos de este mundo son más astutos con su propia gente que los hijos de la luz.
¿En qué consiste la astucia del administrador infiel? En que tiene los pies en el hoy, y los ojos en el mañana. Sabe que lo han despedido, que le quedan cuatro telediarios en el trabajo y, después, a la calle. Podría haber aprovechado ese tiempo para pulirse las riquezas de su amo; pero sabe que esas tropelías se pagan, y que después terminaría en la cárcel. Por eso prefiere emplear esos cuatro días en ganarse amigos para los años siguientes.
Dichoso aquél que vive con los pies en la tierra y los ojos en el cielo. Sabe que su tiempo es breve, que cuando quiera darse cuenta estará al borde de la muerte. Y, antes que malgastar esos días en placeres vanos que acaben con él en el abismo, prefiere invertirlos en alcanzar el cielo. Es bueno, y es listo.
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