Que Dios tiene sus favoritos es algo que no puede dudarse. ¿Acaso no los tienes tú? ¿Quién ha dicho que Dios tenga que tratar a todos por igual? De entre todos los pueblos, escogió a Israel. De entre todos los judíos, escogió a doce apóstoles. Y, de entre todos los apóstoles, escogió a Pedro, Santiago y Juan como sus íntimos. No hay duda; Dios tiene sus favoritos.
Y, aunque Él elige a quien quiere y porque quiere, hoy te da una pista para que seas objeto de especial predilección. «Ponte ahí», parece decir, «y serás el primero para Mí». ¿Dónde?
Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.
Y ¿quién es el servidor de todos?
El que siempre saca la basura en casa.
El que siempre escucha a todos.
El que siempre tiene tiempo para los demás.
El que, en lugar de contar sus aventuras y sus ocurrencias, pregunta a los demás y se interesa por sus vidas.
El que no se queja cuando lo echan atrás o no lo tienen en cuenta, sino que da gracias a Dios.
El que siempre perdona.
El que nunca se queja.
El favorito de Dios.
(TOB25)