La Resurrección del Señor

14 septiembre, 2024 – Espiritualidad digital

Lo que Jesús te ha prometido

Una feligresa joven se me ha acercado después de la Misa. Se la veía radiante. «Padre, me han echado del trabajo por Cristo. Le pedí a mi jefe en privado que no blasfemara en mi presencia, porque hería mis sentimientos. A los dos días tenía la carta de despido sobre la mesa».

Pienso en las personas que se enfadan con Dios ante las contrariedades. «Dejé de ir a Misa cuando murió mi madre. Si Dios existe, hubiera escuchado mi oración y mi madre no habría muerto». También he escuchado eso. Si rezo, las cosas deben irme bien. Si no me van bien, no me funciona la religión.

Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Cristo no nos ha prometido prosperidad en esta vida. Sé realista. Lo normal, si amas al Señor, es que compartas su Cruz.

Lo que te ha prometido el Señor es: que estará contigo en la contrariedad; que, tras las tribulaciones de esta vida, participarás en su resurrección y en su triunfo final; y que, en medio de las dificultades, serás feliz y serás amado. ¿No es eso mejor que una vida sin «problemas»?

(TOB24)

Una civilización desnortada

En Europa, la Cruz ha sido desterrada de despachos, colegios, juzgados, hospitales y escudos. Incluso en las iglesias, algunos templos modernos han sustituido el Crucifijo por unos cristos medio crucificados, medio colgantes, medio resucitados que no inspiran la más mínima devoción. ¿Qué nos ha pasado? ¿Hemos perdido el Norte? Sí, lo hemos perdido. Qué crimen tan horrendo ha cometido el viejo continente al expulsar la Cruz de su horizonte.

La Cruz, repito, es el Norte al que el hombre puede mirar para orientarse. Ella da sentido a la vida y a la muerte. Y hoy los hombres, en Europa, viven en el desconcierto y no encuentran sentido a nada.

Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. En la mirada a la Cruz, el pecado es perdonado, cada hombre es amado por sí mismo, el sufrimiento se convierte en redentor, la muerte se torna Amor supremo y puerta de la Vida, la Historia encuentra su centro y el Cosmos su orden. Todo gira en torno a ella. No la perdáis de vista, y seréis felices, amados y salvados.

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