Supongo que se trataba de un refrán de la época, pero no deja de ser graciosa la imagen con que Jesús acusa a escribas y fariseos: ¡Guías ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello! Acto seguido, lanza contra ellos otra acusación muy parecida: ¡Limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno!
Cuidar lo pequeño (el mosquito) y descuidar lo grande (el camello) es propio de puntillosos y maniáticos, quienes, además, suelen ser terriblemente intolerantes. Y cuidar lo de fuera descuidando lo de dentro es propio de hipócritas.
Los santos han comenzado por mirar la grandeza; han vivido de un Amor enorme y divino, descubierto en la contemplación embelesada de la Cruz, y en esa fuente han bebido lo más grave de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad. Allí se enamoraron y, fruto de ese enamoramiento, han cuidado también, y mucho, lo pequeño. Han sido detallistas, pero no puntillosos ni maniáticos, porque todo lo hicieron con paz y comprensión hacia los errores ajenos.
En cuanto a «lo de fuera»… Nunca se molestaron en aparentar. Dejaron que el amor de su corazón se mostrase tal cual es.
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