Amamos poco. Porque el verdadero amor es gratis, y a nosotros nos gusta comprar y vender. El mercadeo mata el amor. Ya sé que no lo reconocemos, pero, gran parte de las veces, nuestro amor requiere una contraprestación. Hay que buscar la letra pequeña para encontrar esa cláusula. Decimos: «Te quiero mucho». Pero como me traiciones te daré la espalda. Letra pequeña.
Para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.
No hay letra pequeña en el sol o en la lluvia. Si decido resguardarme del sol y ponerme a la sombra, el sol seguirá allí cuando lo busque. Si me cubro con un paraguas, la lluvia seguirá regando mi jardín. Si reniego del Amor de Cristo y decido apartarme de Él, sus brazos estarán abiertos para mí cuando regrese. Si me niego a confesar y rechazo la lluvia sanadora del Espíritu, las manos del sacerdote volverán a empaparme con esa agua cuando me arrodille y pida perdón.
El Amor de Cristo es lo único que tengo seguro en esta vida. Haga yo lo que haga, no dejará de amarme jamás. Eso es Amor.
(TOP11M)