La Resurrección del Señor

11 febrero, 2023 – Espiritualidad digital

De la Ley a la gracia

Sermón de la montañaQuiero imaginar el escándalo de los judíos que escuchaban a Jesús:

Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No matarás. Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado… Habéis oído que se dijo: “No cometerás adulterio”. Pero yo os digo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón.

Pero también ellos, cuando tenían hijos pequeños, los instruían diciéndoles: «no hagas esto, no digas aquello». Sin embargo, cuando los hijos crecían, les pedían más, y deseaban que aceptaran en su corazón la Ley de Dios y la cumplieran sin necesidad de ser amonestados por los padres.

Primero Dios trató a Israel como a un niño, y lo instruyó con preceptos. Pero, llegada la plenitud, quiso que el corazón de los hombres se empapara en amor divino, y que no hiciera falta ley alguna. «Ama, y haz lo que quieras», dijo san Agustín. Y ese Amor nos lo ha entregado Cristo al darnos su Espíritu. Quien ama, no se conforma con no matar ni adulterar; desea entregarse por completo. El corazón fecundado por la gracia es el centro de la nueva ley.

(TOA06)

¡Qué bien comemos cuando comemos bien!

que nada se desperdicieNo vino el Hijo de Dios a la tierra para acabar con el hambre en el mundo, porque esa tarea nos la ha dejado a nosotros. Pero habrá que reconocer que, cuando sació el hambre, lo hizo a conciencia. No se conformó con ofrecer un montadito de sardinas para poder aguantar hasta la cena, sino que alimentó a su pueblo con toda la abundancia de su poder de Dios. La gente comió hasta quedar saciada. ¿No habéis dicho nunca, después de una comida opípara: «Hoy no ceno»? Pues eso. No creo que aquellos hombres cenasen aquel día.

Entiéndelo bien, que se trata de un signo. No quiere el Señor que te pegues un banquete cada día. Recuerda el final de Epulón, y procura ser sobrio en el comer, en el beber, y en cualquier satisfacción de la carne. Incluso no te vendrá mal quedar siempre con un poco de hambre o un poco de sed, no vaya a desmandarse el cuerpo y a apoderarse de ti. Pero aquel alimento era signo del Pan que alimenta el alma, y el alma quiere Dios que se sacie de Cristo. ¿Por qué limitarte a comulgar los domingos, si puedes comulgar todos los días?

(TOI05S)

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