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25 enero, 2023 – Espiritualidad digital

Un encuentro decisivo

Saulo no era una mala persona. Era un fariseo celoso que se esforzaba por cumplir la Ley. Su conversión no consistió en el paso de una vida de maldad a una vida irreprochable. Más bien, fue la transformación de un hombre que no conocía a Cristo en un hombre que conoció a Cristo, lo amó y le entregó la vida. Y el hecho clave que marcó esa conversión no fue un esfuerzo, o una decisión radical, sino el encuentro con Jesús resucitado. Igual que a Moisés le reveló Dios su nombre en la zarza («Yo soy»), se le mostró Cristo a Saulo camino de Damasco: Yo soy Jesús nazareno a quien tú persigues (Hch 22, 8).

Id al mundo entero y proclamad el evangelio a toda la creación. Tan determinante fue aquel encuentro, que Pablo no pudo contenerlo dentro y dedicó su vida a anunciarlo y proclamarlo a los cuatro vientos, provocando así que otros muchos hombres, en la persona del Apóstol, se encontraran con Jesús.

No cambiarás la vida de la gente con consejos. Pero si conoces a Cristo y lo amas, si vives como otro Cristo y proclamas su nombre, muchos se encontrarán con él al encontrarse contigo.

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