La Resurrección del Señor

7 enero, 2023 – Espiritualidad digital

El final de la vida oculta

De un día para otro, nos han pasado treinta años. Hoy ya no ofrezco al Niño Dios para recibir los besos de los feligreses después de misa, porque Jesús ya tiene barba y pica.

Han sido treinta años de silencio. De Belén a Egipto, y de Egipto a Nazaret. Y allí, en su pueblo, ha llevado la vida de cualquier nazareno: estudio, trabajo, amigos y familia. Como todos. No nos constan milagros ni predicaciones públicas. Tan sólo un incidente: el de un niño que se pierde y aparece a los tres días.

Y hoy, tras ser bautizado en el Jordán, Jesús es presentado en sociedad por las dos personas que más intimidad tienen con Él. ¡Qué imagen tan familiar de la Trinidad Santísima! El Padre y el Espíritu se muestran orgullosos del Hijo:

Este es mi Hijo amado, en quien me complazco.

Acaba de empezar la vida pública de Cristo. Y, con ella, su inmenso trabajo, que consumará en la Cruz. A Jesús le cansaban las multitudes. Le descansaba, sin embargo, la intimidad con su Padre y con sus amigos, la oración a solas y las tardes en Betania.

Mucho vas a cansarte, Jesús. ¿Podrá servirte mi corazón como descanso?

(BAUTSRA)

“Evangelio

Las primeras palabras del Niño

¡Qué rapidez! Han pasado trece días desde que naciera, y ya nos habla el Niño. Pero, en lugar de decir, como los demás niños, «papá», «mamá» o «agua», este niño dice «convertíos». ¡Ahí es nada!

Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.

¡Cómo no escucharle, si Él mismo es el Verbo de Dios! «Convertirse» es girarse para mirar. El pequeño está reclamando atención. Y su afán de protagonismo está más que justificado, porque Él es el gran protagonista, el centro del Cosmos y de la Historia. Hazle caso. Date la vuelta y míralo. Da la espalda a todos esos afanes y preocupaciones que secuestran tu atención y no tengas ojos más que para Él. Contempla y goza. Sea el Señor tu delicia, y él te dará lo que pide tu corazón (Sal 37, 4).

Está cerca el reino de los cielos significa: «Soy el Enmanuel, el Dios-contigo. Soy el refugio a tu lado, soy la compañía que calma tu soledad, soy tu paño de lágrimas, soy tu amigo venido del cielo. El pesebre donde descanso es la tienda de Dios abierta para ti. Mírame y descansa en Mí».

Para ser las primeras palabras, son todo un sermón. Disfrútalo.

(0701)

“Evangelio

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