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22 noviembre, 2022 – Espiritualidad digital

No pasa nada

No es lo mismo contemplar desde un balcón la voladura de un edificio que estar allí mientras se te cae encima la casa.

El fin del mundo es fin del mundo para quienes son del mundo. Igual que la muerte es muerte para quien pertenece a la muerte. Pero nosotros no somos del mundo, estamos de paso. Y tampoco le pertenecemos a la muerte, sino a la vida.

Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambres y pestes. Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo.

Por eso Cristo habla con esa serenidad sobre el fin del mundo, y también por eso muere con esa majestad. Porque, aunque camina por la tierra y atraviesa la muerte, donde está sentado es en el Cielo.

Un alma que vive en gracia y de la gracia está sentada en el Cielo junto a Cristo, como un niño en brazos de su madre.

Aunque la Basílica de San Pedro se desplome sobre la plaza, aunque el Monasterio de El Escorial se venga abajo, aunque las estrellas caigan del Cielo… Mientras Dios no deje de amarnos, todo eso es sólo dolor. No pasa nada.

(TOP34M)

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