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septiembre 2022 – Espiritualidad digital

Corozaín, Betsaida, Cafarnaún, tú y yo

Hoy es viernes. Buen día para prepararnos, desde la mañana, con actos de penitencia y sincera contrición, y contemplar, por la tarde, la Pasión de Cristo.

Y no nos vendrá mal, para lograr un sincero arrepentimiento de nuestras culpas, sustituir los nombres de Corozaín, Betsaida y Cafarnaún por los nuestros.

¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Pues si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido… Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo.

Para que no te sientas señalado, pero te des por aludido, escribo mi oración:

Miro atrás, Señor, y recuerdo los milagros que has obrado en mí. Algunos no necesito ni recordarlos, pues los has hecho hace dos horas. ¡Lo que has hecho conmigo, Dios mío! ¡Cuántas heridas sanadas, cuántas cadenas rotas, cuántas tormentas calmadas! Debería tener los ojos fijos en Ti día y noche y, sin embargo… ¡Cuánta ingratitud! ¡Cuántas veces se vuelve mi mirada a las criaturas y te doy la espalda! ¡Cuánta deslealtad! Clava hoy mis ojos en tu Cruz, Jesús, báñalos en santas lágrimas, y no dejes que se aparten jamás de tu cuerpo entregado por mi amor.

(TOP26V)

La luz en estado puro

Las fiestas de los ángeles son luminarias que se encienden en la bóveda de la Iglesia. Una luz muy blanca y muy pura ilumina a las almas cuando celebran, en asamblea, a los espíritus celestes.

No son días para decirle a nadie lo que debe hacer. Son días para contemplar, dejarse bañar en claridad y disfrutar.

Porque, en nosotros, siempre andan mezcladas luces y sombras. Sería hermoso si fuera obra de un artista, pero no lo es. Porque las sombras vienen del pecado o apuntan a él. «Padre, no sé si hago esto por amor a Dios, o para que vean lo bueno que soy». «Lo haces por las dos cosas. Amas a Dios, y te complaces cuando recibes la aprobación de los demás. Ve purificando esa intención… pero nunca la habrás purificado del todo en esta vida». Así somos. El «sí» y el «no» se mezclan en cuanto hacemos.

Veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre. Los ángeles, en cambio, son puro «sí». Y si contemplamos en Miguel ese poder, ese cariño en Rafael y esa fidelidad en Gabriel… ¡qué no serán los serafines y querubines! ¡Cuánta luz!

(2909)

Un corazón del que puedes fiarte

El arte ha encontrado siempre, en el amor de los hombres, su musa preferida. Lo ha idealizado hasta tal punto que parece que todo lo que se haga en nombre del amor debe ser bueno. Pero lo cierto es que el corazón humano está enfermo de egoísmo. Calixto y Melibea eran idólatras. El amor de madre ha destrozado multitud de matrimonios y encanijado a multitud de hijos. Y, en nombre del amor, se han cometido fornicaciones, adulterios y crímenes. Hay amores que esclavizan, y celos que aprisionan. Quien obedece sin resistencia al corazón se arriesga a terminar esclavo o carcelero. Ojalá tengas por norma bruñir todos tus amores en la Cruz.

– Déjame primero ir a enterrar a mi padre. – Deja que los muertos entierren a sus muertos. – Déjame primero despedirme de mi familia. – Nadie que pone la mano en el arado y mira atrás vale para el reino de Dios.

El amor más grande no consiste en aferrarse al ser amado, sino en entregar la vida por él. Por eso, si quieres seguir los dictados del corazón, y amar a los tuyos con un amor limpio, sigue siempre los dictados del corazón de Cristo. El tuyo clávalo en la cruz.

(TOP26X)

San Lucas y el Cristo de Velázquez

Dicen que san Lucas era artista, incluso se le adjudica un retrato de la Virgen. Y, como todos los artistas, se esmera en extraer la belleza del lugar donde se oculta, como hizo Velázquez con su maravilloso Cristo crucificado. La primera frase del evangelio de hoy es un Cristo de Velázquez: Cuando se completaron los días en que iba a ser llevado al cielo… Es todo verdad. Pero es la parte hermosa de la verdad. Hay otra forma de contarlo: «Cuando se acercaba el momento en que Jesús sería brutalmente torturado y crucificado»… Leído así, la conclusión de la frase es sobrecogedora:

Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Nadie hace esto. Cuando te acercas al precipicio, lo que se impone es dar marcha atrás, volver sobre tus pasos y buscar otro camino. En Getsemaní, todas las células de Cristo temblaron, querían alejarse y huir de allí. Pero su voluntad divina, poseída de un Amor irrefrenable, dio el paso adelante. En ese precipicio habían caído sus ovejas, y a él se lanzaría para rescatarlas.

Nosotros tenemos el Cristo de Velázquez. Y cuando, en la Cruz, lo vemos a Él, nos sentimos llamados por ese mismo Amor y lo abrazamos.

(TOP26M)

Los menos poderosos de los hombres

Cuando se habla de poder en el seno de la Iglesia, me entra la risa. Cualquier concejal de pueblo tiene más poder que el Papa. Durante el confinamiento impuesto por la pandemia del Covid19, un policía municipal nos cerró la iglesia, y prohibió a los feligreses entrar bajo amenaza de multa. Ya quisiera yo tener la mitad de ese poder para traerlos a confesar. Pero no quisiera que viniesen obligados. Dios pide amor, y el amor es lo más lejano al poder.

Ni sacerdotes, ni obispos, ni el Papa tenemos poder alguno. No estamos entre los grandes de este mundo, sino entre los pequeños. Mostramos a los hombres el camino del Cielo, y los hombres hacen lo que les da la gana.

Pienso mucho en el mirador de la Cruz. Desde allí arriba, Jesús contemplaba cómo los hombres ofendían a Dios y se destruían a sí mismos sin poder hacer nada por evitarlo.

El más pequeño entre vosotros es el más importante. Y tú, que cumples las leyes dictadas por los grandes para no ir a la cárcel, haz caso al más pequeño si quieres llegar al Cielo. Pero cuida mucho de ti mismo, porque nadie te va a obligar.

(TOP26L)

Los cinco hermanos de Epulón

Sabía bien lo que decía Jesús cuando terminaba así su parábola: Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no se convencerán ni aunque resucite un muerto.

Cada domingo, el aire trae la noticia de que ha resucitado un muerto. Y quienes no quieren escuchar, los cinco hermanos de Epulón, siguen sin creer. Algunos, precisamente porque no quieren escuchar, no se acercan a la Iglesia. Otros sí, porque entre los hermanos de Epulón hay de todo. Pero se acercan y no escuchan, no se dejan transformar por lo que oyen. Salen del templo tan ricos como entraron: perfectos dueños de sus vidas. Han consumido religión, y después irán al bar a consumir cerveza.

Porque ésa es la diferencia entre Epulón y Lázaro; los langostinos son una anécdota. Epulón es dueño de su vida: él decide cuándo come y cuándo ayuna, cuándo da limosna y cuándo sale de crucero. Lázaro, en cambio, sólo implora. Está, como Cristo, en manos de Dios y de los hombres. Porque Lázaro es Cristo.

Tú escucha: Ha resucitado un muerto. Con su muerte te ha comprado, y ahora vives para Él. Él es tu riqueza. Eres hermano de Lázaro, no vivas como hermano de Epulón.

(TOC26)

Entregado

panA cualquier mujer que tenga un hijo pequeño le horrorizará esta pregunta: «¿Entregaría usted a su hijo en manos de alguien que va a matarlo? ¿No lo haría ni siquiera por amor?». No hay mujer en este mundo que respondiera afirmativamente a esta cuestión. Ni hay amor tan grande en esta tierra que moviera a una mujer a entregar a su hijo en manos de quien va a matarlo. Paradójicamente, lo que no puede el amor lo puede el pecado. Hay mujeres que entregan a su hijo no nacido en manos de quien lo matará en su propio vientre. No es, precisamente, el amor lo que las mueve.

Lo terrible, lo sobrecogedor, es que Dios, por amor a esas mujeres, y a ti, y a mí, haya entregado a su Hijo Unigénito, a su Amado, en manos de los hombres, cuando sabía que los hombres lo clavarían en una cruz.

Meteos bien en los oídos estas palabras: el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres.

Quisiera desagraviar. Hoy, durante la Eucaristía, Dios entregará a su Hijo en mis manos. Y en las tuyas, cuando comulgues. Borremos, con nuestro ferviente amor, la huella de tantas ofensas.

(TOP25S)

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