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19 mayo, 2022 – Espiritualidad digital

El irrenunciable deseo de ser felices

¿Puede una persona renunciar a su felicidad en bien del prójimo? ¿Es egoísta la búsqueda de la felicidad? ¿Le dirías a alguien que se busca a sí mismo porque quiere ser feliz?

La respuesta a las tres preguntas es «no». Podemos renunciar a nuestro tiempo, a nuestros bienes, a nuestros caprichos, a nuestras comodidades… Pero la búsqueda de la felicidad nos caracteriza como seres humanos. No podemos renunciar a ello. Más aún: quienes nos rodean necesitan que seamos felices. Si hay algo de lo que no puedes dudar respecto a la voluntad de Dios sobre ti, es de que Dios quiere que seas feliz. La felicidad no es un artículo de lujo.

Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Te diré que el Señor fue feliz incluso en la Cruz. Estuvo triste y sufrió, pero, más allá de su tristeza y su dolor, fue infinitamente feliz. Porque la felicidad no está en los bienes terrenos, sino en el Amor de Dios. Renunciar a ese Amor sería perdernos.

Por eso, si quieres ser generoso, deja, primero, que Dios te haga feliz. Así podrás conducir a otros a esa misma felicidad.

(TP05J)

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